Había una vez un Erizo algo inquieto, con ganas de plantearse nuevos retos al que le gustaba bailar, los días de sol, las noches de luna grande, los pequeños detalles,las lentejas hechas con cariño y celebrar todas las cosas buenas que pasan en la vida.
Un buen día el Erizo se levantó con ánimos de emprender una aventura. Cogió su Maleta, dejó el bosque donde vivía y marchó rumbo a la gran ciudad, donde podría dedicarse a algo que siempre le había ilusionado: idear y realizar pequeñas cosas bonitas que pudiesen gustar a la gente.
Una mañana de domingo, cuando paseaba, me encontré una maleta en mitad del parque. No había nadie cerca de ella. Me entraron unas ganas terribles de saber qué tendría dentro... No pude resistirme... y la abrí.
En medio de un montón de anillas, abalorios, papeles, y pinceles apareció el Erizo y me contó su historia.
Está comenzando su andadura en la gran ciudad trabajando en su Maleta-taller de artesanía. Poco a poco os iré enseñando los pendientes, anillos y broches que con tanto entusiasmo elabora.
Espero que os gusten.
Toda esta historia también llega a vosotros gracias a Nacho (siempre más online que yo) y a su apoyo incondicional, que hace posible que este proyecto no se quede en un sueño y se convierta en realidad.
Gracias a todas las personas que con sus consejos y sus ánimos nos han ayudado a que La Maleta del Erizo comience su viaje.
Inés
lamaletadelerizo@gmail.com
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